La edad Media y el Renacimiento

En circunstancias que hasta hoy permanecen sumidas en el misterio, el emperador de Bizancio, Justiniano, en el año 553 prohibió las enseñanzas de la preexistencia del alma en la iglesia católica. En esa época, muchos escritos eclesiásticos fueron destruidos, y muchos eruditos creen que las referencias a la reencarnación fueron expurgadas de las escrituras. Las sectas gnósticas, aunque severamente perseguidas por la iglesia, lograron mantener viva la doctrina de la reencarnación en Occidente.

Durante el renacimiento, se reavivó el interés por la reencarnación. Una de las figuras prominentes de aquella época fue el destacado filósofo y poeta italiano Giordano Bruno, a quien la inquisición condenó finalmente a morir en la hoguera por sus enseñanzas acerca de la reencarnación. En las respuestas finales a los cargos que se le imputaban, Bruno, desafiantemente, proclamó que el alma 'no es el cuerpo' y 'puede estar en uno u otro cuerpo, y pasar de un cuerpo a otro'.



(del libro 'Volver a Nacer: La ciencia de la reencarnación')